Cómo disfrutar de nuestro Vermouth
Licores y Cremas
Casualidad o destino
Soy de los que piensan que muchas de las cosas que nos pasan en la vida están predeterminadas y, hagamos lo que hagamos, van a suceder.
La historia del vermouth El Riba comienza en el año 2010 en Las Cuevas, local emblemático de mi Solares natal, en Cantabria (por cierto, si tenéis ocasión no dejéis de probar un vermouth allí, merece mucho la pena). Por entonces yo llevaba mucho tiempo sin trabajar en hostelería, un empleo de mis años universitarios que había quedado atrás y que hasta entonces, pensaba, no entraba de nuevo en mis planes.
Pero ahí estaba, en la barra de Las Cuevas, comentándole a su dueño, Francisco Gamboa, Fran, mi intención de abrir un bar en Lugo. En una conversación informal, Fran, amigo y mentor, compartió conmigo sin dudarlo la receta de su vermouth, receta que antes cayó en sus manos por otro amigo común, Pedro, si mal no recuerdo de algún lugar de Asturias. Sin apuntes de por medio, la casualidad o el destino quisieron que yo hiciera la receta completamente al revés de cómo él me indicó.
No fue hasta pasados unos dos años cuando, un día, hablando por teléfono, Fran se dio cuenta de que yo no estaba siguiendo su receta, pero era tal el éxito que estábamos teniendo al poco de abrir El Riba (nos pedían vermouths a cualquier hora del día), que recuerdo perfectamente su peculiar voz rasgada diciéndome al otro lado del teléfono: “ahora ni se te ocurra cambiarlo”.
Pasado un tiempo, algunos de los clientes habituales más aficionados a nuestro vermouth empezaron a pedirnos que les hiciéramos una botellita para la playa o para momentos especiales con amigos o familiares o simplemente para regalar. Así, decidimos tener alguna botella preparada para estas ocasiones y fue tal la aceptación, que empezamos a darle vueltas a la idea de embotellar nuestra propia marca de vermouth.
Emilio Martínez
Fundador de El Riba